Las campanas lloran hoy por ti y también por mi

 Porque la universidad es otra cosa.

 A veces resarcir es imposible, pero rectificar, siempre es factible.

 Ciertamente que la reparación del daño material es posible. Reparar la pérdida humana y la consolación sentimental, es muy difícil, pero de eso, se encargará el tiempo, protagonista del olvido, pero el hoy, no es solo de lamentos, es tiempo de solidaridad con los deudos de los que erróneamente nos dejaron y los que física y mentalmente, sufren las consecuencias.

 El célebre escritor y periodista norteamericano, Ernest Miller Hemingway focalizó, al titular su más relevante obra literaria del más importante poeta metafísico inglés de las épocas de la reina Isabel I, el rey Jacobo I y su hijo Carlos, el poeta, John Donne, la connotación que tiene la posibilidad de la medición de lo que le ocurre al otro, en ti mismo.

Hoy, ¿qué decir? Si tanto tú como yo, pudimos estar allí, y si hubiera sido así, no estuviéramos aquí. Entonces rememoremos tanto a uno como al otro, ubicándonos en el tiempo de las posibilidades y, obviemos divergencias, acusaciones y exclusiones que también obvian la pasión humana y:

“No preguntes por quién doblan las campanas; están doblando por ti”.

A ellas, has de prestar oídos y atención. Ellas, no solo anuncian buenas venturanzas y bienaventuranzas, también presagian calamidades: “Hoy por ti, mañana por mí”.

A los que nos dejaron, que sean recibidos por el hacedor humano. A los que padecen las consecuencias físicas por lo ocurrido, que la sangre del que vino a aportarla por el mundo, los bañe y los recupere satisfactoriamente y que los que hoy sufren las pérdidas de sus seres queridos, la consolación y la Paz que él nos trajo, habite entre ellos y nosotros. 

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

               •             Juan 14 27

 

Dr. Pablo Valdez

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