Un ejemplo de principio
Porque la universidad es otra cosa.
“Cuando se habla de tener principios, cuidadito amigo, que esa calificación es exclusiva”.
Al mismo tiempo, el artículo de referencia, conceptualizaba en que, citamos:
“Es que la exclusividad que asignan los principios, se debe básicamente, a que éstos no se negocian, ellos no se venden ni se cambian. Ellos, permanecen en el tiempo, sin importar ofensas y vilipendios. Ellos, producen muertes, pero no aceptan sus propias defunciones”.
Aunque la intención de la entrega del equipo al amigo, no tenía ninguna actitud malsana porque esta calificación tiene su cualificación. Es propia de quienes su caminar por la vida, ha contribuido para la maledicencia y además, ésta respondía a un derecho adquirido a través de tantos años de servicios académicos, docentes, literarios y de defensa por la dignidad humana.
Su respuesta negativa a la sana entrega, ha ratificado el criterio que de la alta valoración moral y de apego a los principios, que posee mi protagonista.
Conozco de lo parabólico que puede resultar la cita y sé, que algunos elucubrarán sobre los muchos docentes de valores comprobados que posee nuestra universidad, pero sin la anuencia de él, a la que se tiene derecho cuando se es dueño del mérito, sería violatoria la divulgación de su nombre y además, el que se inquieta, también tiene derecho a investigar de quien se trata y, eso también se respeta.
El maestro se excusó por la negativa respuesta, sin motivo alguno para hacerlo, porque su digna actitud, además de ratificar sus valores, nos permite confirmar una vez más, que ciertamente:
“Los verdaderos principios, no se negocian, no se venden ni se cambian y, permanecen en el tiempo, a pesar de los pesares”.
Dr. Pablo Valdez
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