Concepto de liderazgo académico. Primera parte
Porque la universidad es otra cosa.

De la academia, saber que ésta, es una institución educativa cuyo concepto proviene de la Atenas clásica, fundada por Platón, nombre que deriva de un héroe legendario de la mitología griega, llamado Academo o del jardín de su posesión denominado Akadémeia, nos da la idea de una obligatoriedad conceptual de un cuido al momento de valorarla.
Relacionar la academia con el liderazgo, conlleva una interpretación histórica, que valore las estrategias a seguir para convencer a un conglomerado académico de que debe asumir un liderazgo, por cuanto, la academia en que, lógicamente, solo pululan académicos, es totalmente perceptiva y selectiva.
Tratar de penetrar psicológicamente en la preferencia del conglomerado académico con un discurso sometido a la posible imaginación sin muestras tangibles de logros académicos, humanos y gerenciales es imposible, porque, “la academia, no es cualquier cosa”.
James Hunter, en su obra La Paradoja, habla de la verdadera esencia del liderazgo, alejándolo totalmente de la simulación literaria, personificada en ademanes corporales e interpretativos, por ser una cualidad innata, don exclusivo de aquellos que realmente, extrapolan sin dificultad alguna, su verdadera esencial del valor humano, con lo que cita a Jesucristo, como ejemplo de un verdadero liderazgo.
La relación entre la academia que obliga a la cita de Platón y la distinción marcada entre lo percibido a través de los sentidos y lo que es posible conocer por medio del intelecto y el liderazgo contemporáneo demuestra que la academia, centro de conocimientos, no admite un liderazgo de la visualización panfletaria, sino perceptiva de la verdadera realidad.
“La capacidad de influir en las personas para que asuman un liderazgo con entusiasmo, se basa en crearles la suficiente confianza, a través de la fuerza del carácter, en que los objetivos son comunes y que las promesas serán oportunamente cumplidas”.
Dr. Pablo Valdez
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