Hoy me inclino ante mi Mayteésita
Porque la universidad es otra cosa.
Siempre he querido respetar las decisiones que otros tomen, haciendo uso de las prerrogativas que Dios le dio a cada quien.
La Mayteésita de la casa y la número seis de las siete Indhira, enfermiza de nacimiento, pero de contundencia en sus decisiones, eligió a mi pesar, pero con mi respeto, no solo estudiar medicina, sino, además, en otra universidad que no es la de mis amores.
Ha de saberse, que Don Ramón, semi analfabeto y obrero de la otrora Manicera (Sociedad Industrial Dominicana), nunca se opuso radicalmente a mis decisiones, aunque en ocasiones, no estuviese de acuerdo.
Aunque no recibí bienes materiales en la culminación de su fructífera vida, que maravillosa ha sido, su herencia de dignidad y respeto.
Hoy Mayteésita, sentado en la espera de que se abra el telón del escenario en que se le dará inicio a la ceremonia del acto de graduación del que egresará como la Doctora Mayteé Valdez Marte, con el orgullo de sus padres Daciana Marte y un servidor Pablo Valdez, así como también de tus hermanos/as y demás miembros de la familia, que estrena contigo la/el primera/r profesional de la medicina, me embate e invade un extremo nerviosismo de satisfacciones
Siempre me dijiste, que tú encomienda era de salvar vidas y hoy, tu padre te bendice y le pide a Dios que esa meta, sea cumplida.
Te amo mucho, por lo que me has dado y porque darás, respetando a través de la profesión que elegiste por un derecho inalienable del ser humano, el derecho a la vida.
Gracias Mayteé, me has hecho un padre, lleno de orgullo por ti.
Pablo Valdez, tu padre.
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